Medianoche, Ciudad de
México,
Y estás callada y
acechando
Y
entonces todo parece congelado
En
medio del silencio de tus noches
Y
el cálido ambiente de tus bares
Saturado
con nubes de humo y alcohol.
(En algún lugar alguien llora y su llanto se escucha
montado sobre el viento mientras en el parque pasea el enfermo de insomnio
deambulando entre sus recuerdos.)
Ciudad apagada y decadente
Cayendo al abismo nocturno
Que lentamente te va devorando,
Escondes bajo tus techos a todos por igual,
Desde el presidente hasta el asesino,
Porque al final son lo mismo
Un pedazo
decadente de la pobre ciudad
Soñando bajo tus luces
eléctricas
Sueños fabricados en
laboratorios.
(Alguien corre entre las calles mal iluminadas
mientras la muchacha está inconsciente y no se oigan sirenas, mientras que a 100
metros de allí un policía duerme tranquilo.)
Lenta
quimera que se arrastra
Y
que se muestra bajo el cielo nocturno,
Con
su rostro multifacético,
Máscara
que exhibe la barbarie
Orgullos
de sí misma,
Mientras
los hombres se alienan
Cayendo
lento en el marasmo.
(En algún lugar las mujeres venden su carne en medio
de la clandestinidad pensando en qué comerán mañana, porque las cosas están
difíciles, mientras el proxeneta sólo fuma habanos.)
Ciudad retorcida de frío metal,
Huesos de metal sostiene tu cuerpo podrido
Y los talleres ya no trabajan
Mientras en la obscuridad se hace densa
Y los grillos cantan la canción milenaria
Que anuncia a los que duermen,
Que de noche la ciudad
No
existe.
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