miércoles, 24 de abril de 2013

Nocturno citadino.


Medianoche, Ciudad de México,
Y estás callada y acechando
Y entonces todo parece congelado
En medio del silencio de tus noches
Y el cálido ambiente de tus bares
Saturado con nubes de humo y alcohol.

(En algún lugar alguien llora y su llanto se escucha montado sobre el viento mientras en el parque pasea el enfermo de insomnio deambulando entre sus recuerdos.)

Ciudad apagada y decadente
Cayendo al abismo nocturno
Que lentamente te va devorando,
Escondes bajo tus techos a todos por igual,
Desde el presidente hasta el asesino,
Porque al final son lo mismo
Un pedazo decadente de la pobre ciudad
Soñando bajo tus luces eléctricas
Sueños fabricados en laboratorios.

(Alguien corre entre las calles mal iluminadas mientras la muchacha está inconsciente y no se oigan sirenas, mientras que a 100 metros de allí un policía duerme tranquilo.)

Lenta quimera que se arrastra
Y que se muestra bajo el cielo nocturno,
Con su rostro multifacético,
Máscara que exhibe la barbarie
Orgullos de sí misma,
Mientras los hombres se alienan
Cayendo lento en el marasmo.

(En algún lugar las mujeres venden su carne en medio de la clandestinidad pensando en qué comerán mañana, porque las cosas están difíciles, mientras el proxeneta sólo fuma habanos.)

Ciudad retorcida de frío metal,
Huesos de metal sostiene tu cuerpo podrido
Y los talleres ya no trabajan
Mientras en la obscuridad se hace densa
Y los grillos cantan la canción milenaria
Que anuncia a los que duermen,
Que de noche la ciudad
                             No existe.


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