[Los
rieles de ultramar.]
Un
vagón vacío atraviesa la noche poblada de estrellas
Hace
meses que las voces de mi cabeza me dicen que no soy más que
Una
ínfima parte de la máquina intramundana de la existencia
Que
acelera cada vez más hacia el desastre mientras
los engranes siguen girando
Un
vagabundo que juega al ajedrez con una botella
Se
ríe de su miseria cruda como cadáver
Las
piezas del tablero se acomodan para morir
Como
ovejas que después de útiles son sacrificadas
En nombre de un dios salvaje
El
asesino de mano fría que jala del gatillo de mi cerebro
Me
quiere arrebatar el aliento en un instante y después
Nada
La
imposibilidad de imaginar la muerte es lo que nos hace rechazarla
Con
cada célula viviente
Con cada sensación vibrante
Palpitaciones
tremulantes
que devienen cada instante
No
podemos retroceder en el tiempo e intentar cambiar lo que hemos hecho
para
conformar desde el presente el futuro y el pasado
No podemos dar media vuelta y
caminar en sentido contrario a las manecillas del reloj clavado a la madera
fría que nos recuerda que la trampa de la temporalidad se cierra con cada
segundo
No
podemos ahogar nuestras voces debajo del mar, ni cantar canciones con el pecho
vacío
No
podemos separar nuestros pies de la tierra tibia que estamos asesinando
vorazmente
O
arrastrar la historia a nuestras espaldas como un fardo lleno de lágrimas y
guerras
No
podemos cerrar los ojos atónitos frente a la masacre de lo humano
La
desesperación me mueve a correr pero las piernas no responden
El
grito ahogado de la libertad se esfuma en el aire
Una
nube obscura cubre el cielo y las notas tristes del pasado
Sueñan
en medio de conciencias desgastadas
El
agua inunda las veredas llenas de basura y moribundos
Mientras la huida se vuelve
imposible
¿Quién
recogerá todos los escombros una vez que los cañones sean destruidos?
¿Dónde
nos pararemos en el nuevo mundo que habremos de reconstruir de los despojos?
¿O
es que acaso olvidas que han hecho del mundo un lugar horrible con su plomo su
petróleo y sus prisiones?
Las vidas desperdiciadas en
nombres de ideas muertas empolvan la memoria
Los masacrados por la maquinaria
asquerosa y corrupta arden como fuego en la piel
Sólo los vivos pueden hablar de los
muertos
Mientras el tiempo arde consumido
por la llama de la vida
Que se desplaza silenciosa, sobre los rieles de
ultramar
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