Una ciudad que se devora
A sí misma en sus raíces
Calles grises llenas de mendigos
O vagabundos
sin-sentido
En el ambiente un olor a podredumbre
Incita la danza milenaria de las moscas
A las
orillas de las fábricas
De máquinas
estruendosas
Que
consumen el aire, el agua, la tierra
Y el viento sopla despacio
Arrancando el humo de combustibles
Que nunca serán
lo suficiente caros,
De chimeneas y hornos
Una oleada de automóviles
Es vomitada ferozmente de cada
avenida
Y las luces
pasan dejando su rastro
En el aire ensombrecido de la
noche
Una ciudad que no descansa
Que consume la vida incluso de noche
Mounstro,
hidra,
quimera,
numen,
daimón
Mounstro de concreto y de acero
Con tu tamaño imperdonable y
mutante
Que no deja
de ir cada vez más allá
Hidra de cabezas innumerables
De ojos de fuego y carbón
Ningún Hércules
hay fuera de ti
Quimera que abraza a los hombres
Que consumes la vida
lentamente
En medio
del sonido de un motor
Numen que envenenas la sangre
Deidad pagana que te tragas
las vidas
Inspiración del poeta que perdió
su estrella
Daimón trazado por maquinas aleatorias
Marcado desde el inicio por el
rumbo
De una
ciudad que va a colapsar
Me siento en un banco en el parque
A media
tarde a pensar
Y tengo una playa ardiendo en las manos
Y las gaviotas se desprenden de ella como
cenizas
Llevadas por el viento
hacia el olvido
Y los motores suenan por todas
partes
Susurrando la canción de la
muerte
Como solo las maquinas pueden
hacerlo
Me fumo otro cigarrillo
Mientras el olor del tabaco asciende
Un niño ha
sido asesinado en algún lugar
Pero ellos dicen que está bien,
Que todo está bien con el
mundo
Que no hay muerte
ni hambre
Ni guerra
ni miseria en ningún lugar
Y es de noche y la ciudad comienza
A abrir sus ojos luminosos
Que
espían
en lo
secreto del mundo.
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